Creo ser el habitante
De un tiempo sin espacio
Donde no existe la premura
Ni la solicitud de la pereza
Solo el tiempo como moneda
De dudosa legitimidad
Donde los pájaros vuelan
Desplazándose en silencio
O yéndose sin haber arribado jamás
En este reino del sueño
La luz es limpia
El espasmo agudo
Solo penetra el ritmo de un tango
Que me convence que el sur existe
Aunque en mi vigilia
Solo concurra la vereda sin punto cardinal
Y entre el velo de la penumbra
Creo percibir tu voz ríspida
De gata que acecha impiadosa
Reflejándose desnuda en el único espejo
Que aun se jacta de tener reflejo
Mientras intuyo entre las sombras
Tus senos persistentemente erguidos
Dispuestos a brincar sobre mis labios
Los que se diluyen en una baba ardiente
Viendo como tus formas fantasmales
Se redondean en unas nalgas sumisas
Que arriman su popa a la soga de mi amarre
En el preciso instante que se desgranan mis manos
Intentando apoderarse de tu continente
Perforando repitente
El dorso de tu patria erótica
Y en el momento ecuánime donde debería acabar
Este lapso lleno de hechos irreales
Oníricos
Siento que a mi lado te das vuelta
Diciéndome que despertaste
Que bajaste de mi sueño
Que es tu hora de dormir
Que tanto trajín y tanto empeño
Hacen que sientas morir
Y yo despierto sintiendo
Que soy un habitante abriendo zonas
Para que el amor se despliegue
Afuera el viento sopla fuerte
En mi tiempo todo se perdona
Y ahora agradece…
domingo, 28 de noviembre de 2010
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