lunes, 7 de febrero de 2011

DEL AMOR Y DESAMOR

En la cara interna


De un acallado grito,

Primo la dolorosa ausencia

A la plenitud de su amorío.

Luego, postrada en un zaguán,

Lloró las lágrimas incomprendidas,

Sopló las luces de estrellas entristecidas,

Miró la luna ocultándose,

Hasta perder la razón

En un sueño de celofán barato.

Son pocos los amores no retribuidos

Que hacen historia conocida.

Las ciudades, sus calles, sus veredas,

Los cuartos de novias solitarias,

Se construyen de cariños extraviados,

Muchas veces altamente falseados,

Ladrones vulgares disfrazados de petunias,

Que tan solo la ceguera de la necesidad

Hacen que usen las ropas usurpadas,

De algún amante perdido entre las brumas,

Y tantas veces es así que terminas

Por creer que es mentiras lo que existe.

Cubres tu cara con las manos del escepticismo,

Te miras en los espejos sin retorno,

Que contienen la mortandad de sus reflejos,

Hasta que sucede una nueva primavera,

Y te aprestas a que esta vez sea

La clara luz de la mañana,

La que te ilumine,

La que reverdezca tantas flores,

Que en el vergel interior cultivas

Para entregarlas entregándote,

Y el descubres su rostro, quitándose la capa

Esa que nunca tuvo, la que imaginaste.

Susurra recorriéndote suavemente,

Se agitan en noches de penumbras,

Se juran lo innombrable.

Abres tus ojos grandes,

Tus manos dulces,

Tu corazón ardiente,

Lo miras dormido a tu lado,

Vestido de un sinfín de creíbles promesas,

Y te das cuenta que en esta ocasión puede ser.

Aparece una mariposa en tu ventana,

Murmurando en su aleteo,

Que sin sueños no se puede vivir,

Que si pierdes esta facultad,

Esta sustancia esencial de la existencia

Bien vale la renuncia a vivir.

Es en ese borde, en ese lado de la superficie,

Que retomas la importancia del levantarte,

Que caerse en este carnaval no es difícil,

Pero sin raspones no habrás de amar ni habrán de amarte

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