La vida suele ser un relato
Sobre ella misma,
Hecha en primera persona o no,
Pero para serlo,
La vida necesita ser narrada,
En este caso, desde el hombre desbordado.
La vida son los hechos,
Lo simplemente acontecido,
Sin juicios, sin valores,
Solo aquello que ha sucedido
Y lo que sucede.
¿Seria entonces la vida algo miserable,
Inexistente o vivibles solo en una brisa
De tiempo inmaterial?.
El pasado parece ser recuerdo ideal,
No apreciaremos nada material.
Aquellos años de inocencia
Fueron pulidos por nuestra mente,
Son evocaciones vagas que nadan
Contra el temporal y la corriente.
Los juegos infantiles son nuevos mitos
De un momento que existe como idea.
Tampoco esta más
Aquella muchacha adolescente,
Que nos permitió la iniciación primera,
En el duro oficio del erotismo y del amor.
Ya no están los amigos o han cambiado,
El sol de esta tarde no es aquel,
El que alumbrò un paseo de la mano,
O la esquina de tantos besos endulzados.
Ya no están presentes,
Aunque si en la memoria,
Los dolores por andar esta vereda,
Los intentos por acallar la rebeldía,
Las rejas de tantas cárceles sin sustento
O tu mirada que tanto me atraía.
Si, se conservan intangibles,
Los miedos, los temores, las rabias,
Que supimos trazar en nuestro recorrido,
Que escribimos con tinta indeleble,
En el inconsciente de nuestro andar perdidos
Hasta que puestos frente al libro de la vida
El balance es favorable,
Siempre es benévolo,
Por haber vivido,
Por habernos atrevido
A construir el relato con las lágrimas,
Con los sudores y la sangre bulliciosa
Por permanecer peleándole al olvido.
Y allí la vida suele ser un inmenso relato,
El de los párrafos de mis versos enamorados,
El del cariño y afecto compañero
El de cada día en que reafirmamos nuestro trato
Tanto en el último como en el primero.
No se definir la vida,
Solo trate, y en el tratar le di forma a este sendero.
lunes, 7 de febrero de 2011
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