martes, 23 de agosto de 2011

HAY UNA MUJER



Hay una mujer


Entre tantas mujeres,

Que la construí con palabras,

La entretejí con sustantivos y adjetivos,

En una noche clara de invierno,

En las terrazas de mi memoria,

Cuando se reavivan los avernos.

Hay una mujer

Que emergió entre manuales,

Asomo su cabellera colorada,

En una fogata de textos con erotismo,

Asombrada en su inocencia,

De hembra que ya ha vivido

Mil amores en uno solo,

Despellejando lentamente lo florido de su esencia.

Hay una mujer

Que desnuda cabalgo por estas calles,

Espantando los libros de los anaqueles,

Erigiendo bibliotecas en los pasillos,

Ensorbecida con los títulos de las tapas,

Se olvido del lugar de los ranqueles.

Digo que esta mujer,

Nacida de mi pluma y de mí tinta,

Puede llegar tan lejos

O deshacerse en el trasluz de algún ovillo

Mariposa de vocales anaranjadas

Y con consonante que vienen desde lejos.

Puedo sentir por las noches

Que la hice con el color de los placeres,

Con el aroma infrecuente de sus bordes,

Con el terco anhelo de traspasar la frontera,

Mientras un viejo espejo guarda el sumun de los ayeres.

Tantas letras,

Tantas palabras,

Tanta gramática marinera,

Que subí a mi mujer a una vieja barca

Y nos fuimos a andar por los mares salados

Enfilando hacia el horizonte de mí cuarto,

Sacro lugar donde se sacrifican los gastados

Versos escritos con la sabia del árbol del edén,

Donde el humo de algún cigarro

Impregna de tabaco la lámpara de mi velador,

Punto tras punto de su superficie nacarada,

Así la pinte,

Así creí que debería ser mi enamorada,

Cuando todo se incinera,

Cuando las estrofas no pueden apagar

Un cercado poema de madrugada.

Hay una mujer

En la punta de mi pluma,

Si en esta alborada me dieran a elegir,

Seria mi única poesía por hacer.



1 comentario:

NHG dijo...

Muy bueno Roberto.
Saludos Norma