miércoles, 24 de agosto de 2011

MAÑANAS Y SABANAS HUMEDECIDAS


Es de mañana


En esta tierra mía,

Tierra argentina de pájaros ahítos,

En tanto miro en las páginas de un diario

La omisión que hicieron

De nuestra noche de sabanas mojadas.



Levanto la taza de café

Y al mirar en la borra descafeinada

Veo las formas de tus dedos delgados

Que se escurren sendero abajo,

Justo en las baldosas de mi piso,

En ese lugar que se anego de versos

O que se seco de aventuras desvariadas.

Se que debo sacudir el cuerpo,

Poner en el perchero el alma animada,

Tejer de palabras este nuevo cielo

O abandonarme ante mi luna agujerada.



Nunca hay temas que me atraigan

Como si lo hacen tus nalgas de caramelo,

Me pierdo conciente con la mirada

Viendo el perfil de la sombra de tu dicha

Lugar de estricta restricción en su entrada,

Como me prohíbes vaciarte esta alborada.



Siempre me sucede que tras la noche

Despierto en lugares diferentes,

Donde no hay ciudades, solo un deshabitado,

Continente de partículas

Que nunca supe si son de agua o de metal,

Solo surtido de mis huesos descarnados.



Ya lave mi rostro,

Tome la toalla que seca mis vocales,

Me miro suavemente al espejo,

Rasuro despaciosamente los adjetivos,

Recuerdo tu rostro en caída,

Tu cuerpo bello que has tumbado,

La apertura de tu boca a lo lejos,

Mientras termino de abrirme a la mañana

No controlando mi pulso acelerado.



Y ahora que he de decir,

Que he de hacer hasta el final del atardecer,

Mientras siento el viento

Soplar descaradamente,

Me sugiere sumergirme en otro cuerpo,

Apropiarme del exterior y de las formas

Traspasar el límite de tu persona,

Acribillar los soles de este mediodía,

Vivir enteramente en el tiempo transcurriendo,

En tanto llega tu paciencia y armonía.

Creo que llega

El ardoroso anochecer sin finalizar el día.









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