martes, 15 de julio de 2014

EL BARDO ENAMORADO


Donde esta
mi mágica tarde despiadada
las hojas del duraznero artificial
el café edulcorado
los mojados anocheceres turbios
la palabra desempeñada
aquellos zapatos que nunca caminaron
dónde?
y yo en esta mesa
escribiéndole al destino presumido
a quien no entiende las pequeñas cosas
ni ve que contiene una gota de mi sudor
un apretón de manos a las seis
mirando a las mujeres en otro terraplén
en los andenes de las brumas del recuerdo
saludando desde ventanillas de papel crepe.
Donde están
las virtuosas mujeres
que cuchicheaban en torno a mi espera
cuando abriendo las ventanas de mi camisa
dejaba la mirada puesta en los latidos
en el pulso agitado de mis fantasmas
en la caída en desgracia de mis promesas
tratando de rebanar un poco de la aspereza
que conlleva el compartir madrugadas
en la turbulencia seca de este rio
consumiéndose en el letargo de la noche
donde la luna de cuarto menguante
que supo arropar entre sus sombras
los desbordes de alucinadas sinrazones
donde la espera se hace esquina
de barro, alcohol y congoja
aun siento cerca el aroma de tu cuello
después de amarnos como tantas veces
después de irnos del otro sin regreso
será por eso que ya no cuento las pocas alboradas
las que me hablaban en sordina
de lo alocado de aquel amor incandescente
ese que tiene tu rostro inmaculado
los besos que se enlazaban como gruesa cadena
quizás hoy volverán en el recodo del tiempo
al menos hoy lo espero con una poesía insurgente
será por todo eso que mi reloj solo marca la arena
y mis dedos son los de un bardo enamorado.

Roberto Brindisi


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