Una pisada de
viento
me deja el tiempo
ido
una marca entre
las sombras
un clavel colgado
en mi memoria
las rasgaduras en
las aristas de la mañana
un café frio de
silencio
son algunas cosas
que cronos me regala
pero en mi decisión
de apostata
camino sin rumbo
fijo
aunque siempre
crea que voy en dirección correcta
pisando decidido
el vacío de tu abismo
entregado sin
reservas a tu desquicio
a los besos imantados
de tu despojo
a las brasas de
tus deseos más urgentes
que impregnan de
humareda mis noches
cuando nuestro
encuentro se tiñe de rojo.
El tiempo
es un animal mitológico
un laberinto por
donde nos perdemos
para que en un
lapso que es pura geometría
permita
entrelazarnos en un lecho
con el movimiento
sinuoso de la lujuria
con la sensación de
que se ha terminado el mundo
cuando me
encuentro en un abrir y cerrar de labios
con las
redondeces de las aureolas de tus senos
siendo mi boca el
piloto de tormenta de tus pezones
recorro
lentamente en otro círculo del infierno
las cavidades que
terminan entre tus piernas
desahogando un
arroyo de vida imperfecta
y recojo velas
te relajas
entusiasta recobrando fuerzas
para las próximas
batallas cual enredadera
me preguntas con
el hechizo de tu mirada
si esta noche tendrá
replica en otras noches
no sé cuál es la máxima
contestación sincera
sino poblar de
placer la próxima madrugada.
Sera que en
verdad hay tiempo
será que no es
engaño el amor en estos sueños
será que las preguntas
no llevan a ninguna parte
porque no hay
respuesta que nos calme
levantando el
velo de la angustia antigua
y hagamos del amor
el más grande de los empeños.
Roberto Brindisi
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