sábado, 15 de mayo de 2010

LA NOCHE DEL BARDO





Quien redimirá a este hombre

De sus fatigas cotidianas

De sus mañana sin vuelos de pájaros

De vergeles sin las flores apropiadas

Quien?

Quizás un poeta irredento

De escritos vituperados

De poesía atormentada

De garabatos en códigos urgentes?

Quien recordara estas estrofas

De predicados perforados

Después de tanta derrota conseguida

Y de sus pocas victorias en pecado?


Quien será su Maria

Su eterna y dulce magdalena

Que sostendrá su pluma

En anocheces desgastado

De peregrinajes por cuerpos ausentes

De ojos vacíos de presente

Por las algebraicas veredas desamoradas

Por la que transitan tantos seres

Sin que ninguno signifique otra cosa

De la enorme inmensidad de tanta nada?


Quien entenderá su clamor apagado

Cuando los colores del atardecer

Lo sumerjan en la voracidad de su abismo

Donde afloran los fantasmas

Sus temores

Sus recurrentes pesadillas

Sus carencias de larga lejanía

De sólida presencia en este ahora

Cuando en su laberinto solitario

Anhela los verbos de una mujer como compañía?


Pero de tanta tristeza

Hay noches, quizás hubo una

En la que encontró su agraciada

La que leyó en el bardo su mirada

La que intuyo sus calidas palabras

Esas que resistentes no perdieron el sentido

La que se beatifico en Barthes como adorada

Suma entera, infinita de tanto acontecido


El bardo mira arrobado a su musa

Mientras escribe la más sublime de sus poesías

Con la materia de su resuelta lengua

Sobre su Magdalena, la misma que Maria

1 comentario:

ángel dijo...

Hasta aquí, por hoy, te he leído. Ha sido un gusto recalar en tu espacio.


Saludos...