viernes, 10 de febrero de 2012

DAR PELEA



Alguien,
Alguna vez me dijo
Que yo era el único observador
De esta resumida tarde,
Que si dejara de mirarla
Ese atardecer moriría,
Y sin hacerle caso murió oscurecida.
Quizás mi misión
Sea la de ser testigo
La de mantener el candil encendido
La de capturar besos que rehuyen
De besar labios planos, inmisericordes,
En tanto la noche se viste de soledad
Y la soledad va pariendo miedos
Que vuelan rasurante hasta entrar en el hombre,
En la puerta de ingreso no preguntan sexo o edad.
Me ha parecido
Que siempre hay respuestas,
Primero en el sentido silencio,
Luego en los ladridos de los libros,
Aunque no ha de saberse como se sube la cuesta.
Se que hay días
Que la vida se riega de angustias,
Como hay otros que me pueblo de alegrías
Me cuesta reconocer la prisa
Cuando me llueve amorosamente mi Maria
Pero ojala yo pudiera despedir la velocidad
El único antídoto es que disfrutemos con la risa.
Ser testigo puede ser un rol
Pero no renegué nunca de ser sujeto, actor
Veedor privilegiado del juego de las aves
Orate que discute con la nada
Pasando sin remedio del odio al amor.
Es que hay tiempos difíciles
Donde la locomotora de mi alma
Suele desbocarse tanto,
No encontrar el freno sentado en el andén,
Ver pasar la formación de las semanas,
El turbio agitar de los pañuelos,
Las ventanillas sucias de caras desconocidas
Y vuelvo a pensar en esa mujer,
Las de mis días de condenas y algún encanto,
La que me deslumbro y amo mucho
Que el hacerlo me quita de las manos el boleto
Y empiezo a barajar de nuevo
Silbando algún tango melodioso
Esperando encontrarla para oír sus cantos.
Así no seré el espectador
Sino quien rellene las trincheras del vacío
Encendiendo entre los dos tanto amor.  

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