sábado, 4 de febrero de 2012

UN DIA DE TANTOS


Me regalaron
Un día sin envoltorio,
A carne viva
Apretando los dientes
O largando el lastre imaginario
De que la vida es una cosa aciaga,
Uno pueda dibujar una poesía entre la gente.
Suelo regarme de soledades,
Mirar como escapa la palabra,
Descuidarme en el ovillo de la plaza
Por donde un ligero descuidista
Se tropiece con mis vocales,
Las que buscan consonantes en una lista.
En estas tardes llegas tú,
Con la mirada encandilada,
Con la sed de besos en los labios,
Con la blusa violeta empapada
Con un vestido corto admirable
Y me esfuerzo en no ser yo,
Convirtiéndome de forajido en hombre sabio.
Ese que interpela a las horas,
Que intimida alocado a los minutos,
El que desviste sin pudor a los segundos,
El que pacta un arministicio con el tiempo,
Es el que bebe las estrofas de tu pubis,
Los versos celestes de esas aureolas,
El que se contenta con humedecer tu cuello,
Regalándote los lapsos construidos de amapolas.
Tengo un día por delante
Que no pienso desperdiciar,
Asaltare las fuentes de agua de carnaval,
Las hamacas que perdí en mi niñez,
Sabiendo que mañana se hará la rabona,
Que mientras nos encontremos
Puntualmente en el sitio de la desfachatez
Nunca nos vencerá la angustia
Esa que tiene una bandera perforada de negritud
Con las caricias en la piel como señuelo.
La luz de la mañana
Esta embebida de ruidos cotidianos,
Los ojos vueltos del sueño
No reconocen más que la claridad,
Descubren que las sombras tienen destellos,
Que más allá de la geometría de las pupilas
Hay ojos que a veces no saben ver,
Pero uno puede hacer la divergencia
Si tienes una hermosa hembra, algo perversa
Que haga que se remonten tus ansias
Dando en el cuadrante de la pared del techo
Y sentir que este día lo viví sin oraciones de indulgencia.
Cada día me regalan uno…






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