miércoles, 3 de julio de 2013

AMO A ESA MUJER


Amo unos ojos bellos
que fascinan mi ceguera
amo a quien los porta
por entregarme los domingos
desatar todos mis temores
liberarme de la ignominiosa sospecha
hacer que confié en mi inocencia
aún después de asesinar recuerdos
de ametrallar imágenes espantosas
dinamitar el fino limite
entre tu carne nueva y mi alma algo añosa.
La noche expele campanas
un pasado con alas se viste de ayeres
afuera humo que consume la arena
un violín negro raspa el pétalo de una flor
y sigo aquí en esta extraña estación
por donde alguna vez pasaron trenes
abarrotados de inútiles esperanzas
ahora mi maleta con carga especial
me acompaña en esta larga espera
que  terminará cuando me tienda en el lecho
regresando tu presencia con una nueva primavera.
Mi muchacha incendia la noche
en tanto una luciérnaga se suicida
momento en que la luna se consagra
cuando los astros abandonan el universo
es el instante de enterrar los nombres
los inmensos dolores de esta espesura
hay ramas montadas de verde claro
nada me es más entrañable que su dermis
esa  superficie extendida o acurrucada
con los pies dibujados por crayones
y los besos embriagados en esta alborada.
Amo esos ojos lambareños
cuando se cruzan en las cinco esquinas
amo esas piernas torneadas de geografía
como me atrapa la dureza de sus pezones
sé que los domingos no expelerá agua bendita
sino aroma especial  en esta habitación
nos desnudamos en las tardes claras
cuando las sabanas muerden los poros
en tanto tus gemidos son toda mi redención
lluvia de gajos morenos
me devuelven las astillas de la vida
ignorante el tiempo del fuego de esta pasión.


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