Puedo ser la bruma
desplazándose por las dolientes calles
o a través de la aflicción eterna
pero por momentos huyo,
me fugo,
voy a tocar tu boca
con la yema de mis dedos
dibujar el borde de tus labios
y arrancarte con mi pluma
todos los besos que quepan en este julio
puedo ser la bruma
la inexistencia misma
los sentimientos que se desmigajan como el pan
en el sitio donde termina el espacio de la duda
o soy eterno viviendo en tu memoria
o no moriré nunca en una plaza de San Telmo.
La puerta esta entreabierta
afuera oigo los pasos agitados
los tacones de tus zapatos taladran mi deseo
hacen que se vuelquen los anocheceres
que se precipiten las horas de esta noche roja
que mi cortinado caiga apagando los astros
y te contemple vestida con la nada
demudando la prisa por la excitación
que fácil poesía es la de la voluptuosidad
pero siempre hay un recorrido
hasta alcanzar sobre el papel un punto muerto
un paréntesis por donde se cuele la belleza
juego con la ortografía a hacer el amor
con las letras que me tocaron en la vida
tiempo que devore a fuerza de golpes
priorizando la velocidad por sobre la pereza.
Pude ser la sombra y no lo soy
demasiado silencio para soportar la oscuridad
elegí ser contorno cuanto mucho
pasar raudamente por tus piernas
jugar a perderme en su nacimiento
entre arroyos de aguas tan agradecidos
ser el mensaje de esta luna que te espía
entrelazada con mi reflejo en el cristal
sé que una vez construí mi laberinto
con los adoquines de tu mirada terracota
y me he marchado por allí
a la búsqueda de beber un vino tinto
en un bodegón con sus sillas rotas
y mi otro yo se queda por aquí
porque soy lo más parecido a eso que yo pinto.
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