lunes, 29 de julio de 2013

EN TANTOS MESES


En un enero
quise nadar en tu sangre
quise ahogarme en tu respiración
que me taladraba las venas
emergían mis gorriones de la asfixia
con esperanzas como cuchillos
y le llame a mi mundo carencia
insostenible soledad
vulgarmente una tremenda ausencia.
En un enero
la vida puede crecer bajo los puentes
ser vagabunda del deseo
tener las uñas blandas clavadas en la espera
sonreír desde el costado del terraplén
viendo el indetenible vagón de mis fantasías
mientras asoma la humareda gris
que como vestimenta nueva
te invita a reconocerme desde un raído andén.  
En la calle hay tantos meses
como seres humanos que deambulan
tantos sueños taladrados en su eje
por los que gotean aplastantes pesadillas
que mojan las faldas de mi hembra
que le susurran maldades a los ángeles
y en tanto entretejo mi destino
mi presente
mi mañana inexistente
mi fuga planeada de forma imperfecta
saltar la tapia de otros sueños
sin que me ladren las bestias emergentes.
Quedó atrás el mes
el largo tiempo desmedido
tus piernas desnudas bajo mi cuerpo
la tersura de tus besos de caramelo
se abrirán las ventanas del insomnio
por donde piensas los fracasos reiterados
los aciertos de amores desavenidos
ver que se ha ido la tristeza
aquella mancha de humedad en mi memoria
se han ido los canteros en hilera
cuando haya fenecido la melancolía
y no prospere las flores de esa pereza.
Mi diestra cae pesada sobre el papel
se distrajo en una carrera de vocablos
podrá volver a ser
la palabra de este poeta ligeramente infiel
que rindió sus elementos
un domingo en que descanso en la palma de su mujer.  


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