Te espero
al borde de mi
deseo
con las mangas de
mi camisa
llorando en la
mesa de mi cuarto
en esa espera
hay noches de
suelo duro
cielos de colores
purpura
agujeros en el
medio de la luna
en tanto afuera
en la inmensidad
de la vereda
no resuenan los
tacos de tu sexo
pero yo sigo
esperando
o son mis letras
las que aguardan
mis versos con la
desnudez como documento
quizás mis
adjetivos que suelen inflamarse
al pensar en la
solidez de esta ausencia
en la delicadeza
de tu presencia
en el aroma del
perfume de tu nombre
que sabe de mi
silencio
de mi agobiante
soledad sin tu mirada
pienso que ahora
ingresara una luz
la misma que me
alcanzara tu cuerpo
que
desfragmentara tu superficie
que dejara que
las llagas de mis dedos
hagan nido
entorno de tus endurecidos senos
o cave una
trinchera entre tus piernas
labios rosado de
una vulva humedecida
miro como se
proyectan las sombras
sobre la quietud
del vidrio de mi espejo
en tanto se va
terminando mi espera
ingresas con paso
firme y decidido
dejas que caigan
las ropas de tu percha
te echas concupiscente
sobre mi historia
te devoras el
presente de mi noche
en un abrir y
cerrar de ojos
he construido mi
alborada de gloria.
Roberto Brindisi
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