Necesito
dos instantes de
soledad
para
desequilibrar al bullicio
sumergirme en la
nostalgia
para cerrar el telón
al presente
me basta con
cinco minutos de recuerdos
para que crezca
la muralla hacia el futuro
no necesito
tantas cosas
para ser
prestamente infeliz
para negarme a
las cosas buenas
a las bellas de
esta vida
que se me ocurre
es un inmenso milagro
es un enorme océano
con su diversidad
pero hasta el
inmenso mar
en algún lado
o en un día
cualquiera ha de tener fin.
Solo necesito
una hoja que se
encuentre disponible
un papel que me
entregue su blancura
ahí he de
escribir mi poesía
las de los pájaros
sin alas
la de las nubes invisibles
la de los arboles
caídos
la del amor que
se muere de ganas
pero no se atreve
a salir
solo se asoma por
la tarde
a eso de las seis
y diez
cuando una vecina
baldea la vereda
más cuando pasan
unas horas
el amor se viste
de sexo
encarnando en un
a mujer
que cruza
atrevida las sombras
dejando caer unos
suspiros
le urge que le
desgarren la ropa
que el tiempo
pase como lo imagina
verse caída en la
luz de un espejo
la hembra se
decide a levantar su esperanza
quizás no sea un
encuentro cualquiera
porque desvestida
de tanta lujuria
quizás esos ojos hayan
reparado en su desnudo
siente que la geometría
le pide un punto
y por ese amor a
flor de piel
dejaría el
silencio como un inservible escudo.
Roberto Brindisi
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