domingo, 26 de octubre de 2008

ELEGIA MANIACA


Febril,
Todo mi yo turbado
Alocadamente inquieto
Como luciérnaga en un campo fecundo
Al sentir que hundes tu desnudez sobre la mía
La respiración es de infiernos de este mundo
Agitados comienza un galope imaginado
La seda negra con que tus ojos he vendado
Poso mis labios sobre tus pezones empinados
Mil movimientos en tus rios tan profundos
Allanan el ingreso de este erecto mastelero
En el principio y hasta el fin por el màs preciado agujero.

Reconozco por el aroma de las flores raqueladas
Que en la palma de mis manos se han posado
Tus bustos voluptuosos en temprana madrugada
La carne de tus estables nalgas he marcado
Con la furia incontrolada de mis dedos prensando
El cielo ha abierto la curiosidad imaginada
Por mis nubes eternas pasa la estrechez del tajo bañado
En los flujos descontrolados, tan ardientes
Que las alas de un rubicundo arcángel se han quemado
Con tu nombre deseado fluyendo entre mis dientes

Del movimiento incesante e increscendo
En donde los gritos obscenos de ambos se confunden
En el que cada zona fue conquistada, humedecida
Mordisqueada, penetrada, ofrecida, mientras funden
Cuantas veces en tus labios y tu boca sumergiste
Hasta asfixiar en tu garganta la guerrera aguila presta
Que sello tu ansiado dorso hasta entonces inmaculado
Y en el postrero alarido tú figura en mi recuerdo
Cuando gimes un final de alaridos tan instrumentales
La lava del volcán ha estallado en imaginada compañía
De tu cuerpo que ha distancia se aparece en términos iguales

Veo tu silueta en el espejo de mi mano.

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