La vida se despliega sobre mí ser
En tanto voy siendo
Tengo algunas madrugadas
Donde siento que mi esencia se escabulle
En un mar de cavidades
O en una sola
Pero suelo despertar con los ojos semiabiertos
Quedo o en movimiento
Sin noción plena del arriba o el abajo
Del cielo o el averno
Pero creyendo que este jardín de rosas
No me robo la luna en vano
Ni se quedo con las estrellas refulgentes
Me se gorrión en celo
Complacido de momentos algo urgentes
Se que ningún dios me incendio en vano
Que mi ignición tiene un propósito
Simulador entre palabras
Acaricio suavemente
Unos cerros con la fuerza de mi mano
También he aprendido
A no confundir la vida con el tiempo
Porque nada muere
Todo se reconvierte
Como el dolor de otras espinas
Como la sangre derramada sin esperanza
Hasta madurar
Y crecer como lo hace mi verbo
Que referencia a un preciado sustantivo
Digo que he asimilado
Que el tiempo es un discurrir constante
Y aunque parezca detenerse
Sigue su marcha porque el tiempo no tiene finitud
Solo son efímeras las formas
Como las de anoche
Esas que con deleite alientan otros signos
Alientan otros ríos
Vuelcan repentinas los contenidos de esos arroyos
Como vacían en parte
La savia fresca de mi único algarrobo
Pero se que la golondrina volverá a posarse
Haciendo por momentos su parada
Desplegando luego su planeo
Ante el entusiasta saludo de mi piel
Del brillo amanecido de mi mirada
Derramando el alcohol de mi lascivia
En la mesa extendida de tu lujuria desprejuiciada
Es vibrante percibir la gama de colores y de olores
Que pueblan las orillas de este presente
Mientras la vida se expande
Sobre este pobre bardo en estado incandescente
miércoles, 29 de septiembre de 2010
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