Pocas veces sucede,
Tan pocas,
Que parece que siempre
Hubiera acaecido
Como si en las mañanas
Siempre hubieras estado
Como esos petalos de rosas
Que creo siempre existiràn
Y existen
Solo que no estoy tan seguro
Como no lo estoy
Del largo de tus pestañas
Que pretendo eternamente mias
Pocas veces deseo
Que se abran las ventanas
Que el cortinado se descorra
Que el velo de mis sueños no te sientan
Pocas veces me desdibujo
Y tus dedos alargados
Me devuelven los límites
Recorren mis bordes
Miran mis precipicios
Subes agilmente
El nombre de mi nombre
Mencionas en el mutismo
Cuanto te agrada desgarrar
La solidez del cuerpo de la nada
Cuanto saciarte de las gotas
De mi sangre
O de buscar con la mirada de tus labios
Esos secretos tan expuestos
Ante el universo de este espacio
Finito por cierto
Y cierras circulos de la vida
Abriendote a otros nuevos
Los que el espejo no devuelve
Sino que recoje en su celda acrisolada
Reteniendolos sin saber el significado
Inentendible para el ahora
Quizas si para el futuro
Jamas para cualquier lapso pasado
Pocas veces digo
Entrego las islas y peninsulas
A las bajeles de tu navegaciòn
Màs se cuanto nos excita el movimiento
O descubrirnos inventando un nuevo mundo
Cuanto la quietud de una alborada
Que llega detrás del loco desenfreno
La orquida de tu locura
Riega los arboles de mi demencia
Pero en esa ida y vuelta
Sabes que llenare tus cavidades de mis letras
Sabes que sellaras aunque no firmes
Los poemas desatados por nuestra inclemencia
Pocas veces he querido no observarte
Tantas y tantas vestirte con mí lengua
La de los poetas que perdieron la inocencia
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