jueves, 1 de septiembre de 2011

LENGUAJE CONSENTIDO


Aquí,


En este mismo sitio,

Aburrido de ver pasar la calle

Sin parar ni detenerse a saludar,

Mezclando el azúcar dentro de la taza

De parpados que me hacen gestos,

Como si fuera gracioso envolver una cuchara

De miradas oblicuas instantáneas,

Que tomo rápidamente para no dormirme,

Para conservar la vertical,

En este atardecer de pájaros en caída libre.

Reflexiono sobre mi valentía

Porque aún me quedan muchas lagrimas

Por derramar donde no me llaman,

Donde la inocencia juega con las muñecas,

Viendo que aún estoy en este lugar,

Mientras el tiempo se escurre,

Como el ladrón de mandarinas

En mi antiguo barrio de la infancia.

Y todavía estoy aquí a mi pesar

Y sé que siempre estás ahí para mi consuelo

A veces desconocida, como derramada

Pero siempre salvando a mi cosmos a pura caricia,

Con los ojos abierto y pintados de azul acerado,

Mirando mis manos que se resbalan sobre un papel,

Exagerando letras y vocablos,

Palabras que van cayendo,

Despacio,

Suave,

Cruelmente

Hasta conformar una oración,

Que suena más a maldición que a poesía,

Más a imprecación de barrendero

Que a amonestación de preceptor

Y vaya que hay distancia con lo edulcorante

De los párrafos de una canción de Serrat

O con la tosquedad de San Joaquín

Mientras el salmón nada cuenta arriba

Y sigo enamorándome de tus labios,

Los que me dicen: te amo en silencio,

Como con el mismo mutismo te respondo,

Afortunadamente existe el lenguaje de la vista,

Adosado el del tacto, el del gusto, aunque no falten los disgustos,

Cuando el del oído se agudiza para leerte mejor,

Y los gladiolos le dictan sus adjetivos al sentido del olfato,

Esperando que te desnudes en un breve rato.

Empezando a disfrutar las cosas importantes

Mientras que por tus besos, por tu boca,

Poco me importa el petróleo, el oro, el dólar

Si es que suben las acciones en la bolsa,

Solo miro y me siento extasiado,

Con destender la cama cubierta solo de deseo

Y es que solo veo,

Como es un anochecer de deslumbrados,

En la dura y cálida aritmética del amor,

Cuando Dios deserta de su diario trajinar

Y para espiar se torna empleado,

Entre los resquicios que produce nuestro sudor.

Afuera llueve,

El universo esta tornasolado,

En lugar de gotas caen plumas angelicales

Y un susurro se vuelve prolongado,

En lo que queda viviendo a la sombra de tu lado,

Y ahí sigo,

Mirando correr la acera…









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