Saber porque estamos juntos
Inmenso misterio a develar
Pero se me cayeron unas palabras
Y se que dije:
Porque vos y yo compartimos
El vicio de fumar noches negras sin filtro,
Porque cultivas la lentitud y el silencio
Porque disimulas lo que sabes
Sobre la jauría brava de mi pecho,
En la que las jaulas de los jilgueros
Estan vacías y maltrechas
Son como prisiones inútiles
Donde el desquicio vive prisionero.
Así como sabes
De la pulcra rapidez de mi huida
Hacia un callejón ya, sin salida
Y que salto techos de chapas de zinc
Hasta caer en la estación tres de febrero.
Raras veces, solo muy raras
Los dos nos invitamos al abrazo por un tango,
Mediocres bailarines,
Que para bailarlo no deben ignorar esta nostalgia
Yo diría que somos apenas, hilos de humo,
Secuencias que el bandoneón
Arrastra torpemente entre las mesas,
Fina galanura,
Que el gato de la música enreda.
Solo danzamos cuando no hay solución
Porque a mi lo que me gusta es mirarte
Mucho más en tu quietud y tu inmovilidad,
Te miro con placer cuando dices que piensas,
De vos, en fin, lo que me gusta es tu silueta.
No se cuantos amaneceres de pies hinchados
Hemos golpeado en este tiempo,
Sobre los adoquines desparejos
Que nos transportan hasta casa,
No se cuantos vestidos estampados
De flores he visto pasar por tus caderas
Desde aquella lejana noche de milonga.
He perdido la cuenta,
De casi todo lo que te refiere, la he perdido,
Volvemos siempre del otro lado
En el más profundo mutismo sin sentido
Nos sigue, fiel, una corte de sombras borrachas
Bajo la luz, solo el ancho de un milico
Y allí vamos, indiferentes
Viendo pasar las horas del hastío,
Como asombradas nos miran las calles del cansancio
Se que ahora invariablemente
Nos maullaran los gatos de nuestra luna remendada.
lunes, 16 de enero de 2012
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