En el camino
fui encontrando
restos de mis sombras
resabios de soledades imperfectas
la huella dura de lunas apagadas
sin equivocarme de sendero
me atravesaron las astillas del silencio
las compañías engañosas
las manos ásperas que hirieron mi piel
los besos falsos con destino de otra boca
los juramentos partidos en su zócalo
y la mentira afirmada de manera deshonrosa.
En el camino no perdí la fe
sabía que este era el recorrido
imprescindible entre dios y mi mujer
aprendí gastando las promesas
buscando una estación dominical
recorriendo los bordes de la sensatez
inmerso tantas veces en las aristas de mi locura
que me confundían las voces de este mutismo
hasta que comenzó a llover en mi frontera
iluminada por el verde bello de tu mirada
en un septiembre perdido en el calendario
que le dio vida a nuestra primavera.
Y en ese andar
de pasos dibujados
de labios tiernos que sacuden mi pasión
de susurros en los oídos del tiempo
amaneciendo mis manos entre tus piernas
creyendo juntar una montaña de arena
en los médanos solidos de tus senos
sabiendo del trazado de mis soplos hacia tu pelvis
es que bendigo haber errado tanto
no arrepentirme de seguir por sendas escabrosas
el premio fue mayor al merecido
resarciendo con amor las pesadillas del espanto.
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