martes, 12 de agosto de 2014

DESPUÉS DE TODO


Afuera las ventanas
el color cobre de alguna enredadera
los pasos de tus pies cansados
la vida de gente desconocida
la sabiduría del amor en vela
la sangre que esquiva las veredas
prefiriendo andar a la velocidad del viento
se abre una puerta de roble
y aparece la sombra fantasmal
de quien por las noches no durmiera
porque su sueño se ha hecho tan innoble.
Puede ser una porción
de la existencia dada por verdadera
más en lo inmaterial
en el trasfondo oscuro de las tardes
cuando nadie llama
cuando nadie eleva una plegaria
son mis pupilas las que te extrañan
cuando el reloj marca las diez
son mis ojos los que guardan su mirada
para sacrificar la virginidad de tu figura
pensando como danzas desnuda
en los senderos fragantes de mi cuarto
con los lobos aullándole a la luna
en tanto diseño el espacio de la duda.
Después de todo esto
que es el principio de lo infinito
de lo que se sabe inagotable
serán mis pies tan ligeros
serán mis manos tan amables
como para callarme los silencios
ahogar la ansiedad de tanta espera
dejar secarse la humedad de mi llanto
poder mirar mi lengua envenenada
en el frente del enmohecido espejo
en el interior de mi alma desgarrada
zurcida con los hilos de tu sacrificio
remendada por las costuras de tus besos
será entonces que el amor dominguero
dejo de ser una mortecina esperanza
para volverse impenetrable por su propio peso.
Roberto Brindisi




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