lunes, 18 de agosto de 2014

SER CAPACES


Yo también lloré la nada
una nada difusa
tan amplia como vacía
sintiéndome ajeno a su importancia
a las uvas bordo que no contiene
al vino espumante que no descorcha
a los pasos dados hacia el bodegón
pasos de alcohol tornasolado
de memoria que se pierde por el consumo
arranqué las flores de metal blanquecino
hundí la pala de osamenta añeja
y vi como escapaban hacia algo
tantos frustrados asesinos.
Yo también
siento que se desgarraron mis palabras
cuando no pude hablar sobre la nada
solo colocar como ladrillos
las palabras de los poetas muertos
esos que escribieron a la mar
a las formas de mujeres rotas
que navegaron en antiguos veleros
con sus cisnes a cuesta con tan poca gracia
mientras maúlla mi gata siamesa
en el límite de un silencio cómplice
veo llover torrencialmente esa nada
en los bordes externos de la mesa.
Yo también
ayude a destruir el mito de la nada
plantando racimo de plantas solidas
ocupando espacio entre tus piernas
delgadas, femeninas, excitadas
como sople en las aristas de tus labios rojos
suplique en las mezquitas de tus senos santos
hice armas con la punta aguda de tus pezones
rompimos el mutismo con tus gemidos en celo
o con mis pedidos los más procaces
fueron la materia de mis metáforas
las garras de mis manos rasgando tu epidermis
de todo esto y mucho más fuimos capaces.
Roberto Brindisi


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