martes, 4 de noviembre de 2014

SER DESDE SIEMPRE


Soy
una enorme herida
un silencio sin importancia
un escriba de poemas bastardos
una soledad parcialmente absoluta
un interrogante con múltiples negaciones
alguien que nació hecho esquirlas
las que estallan en las noches de fuego
como también soy
esa trinchera  abierta en el alma
ese niño que no aprendió a gritar
ni a recibir una mano en los juegos
con las barajas de un destino roto
soy
ese que intento llegar al cielo
en la rayuela de una calle empedrada
que intento llenar con palabras ahuecadas
el nido vacío de una niñez temprana
soy
el movimiento en medio de la nada
las sombras de las deudas que se pagan
un tipo tan común que es un ave extraña
el que debió morir en una esquina setentista
pero no se dieron cuenta
que los dioses también tienen sus mañas
soy
un amante que busco entre tantas hembras
lo que solo una mujer preñada en fuego
dueña de los malabares más eróticos
puede volver a zurcirle el pecho
abrirle con las caricias de sus dedos
las pupilas que entrecerró la vida
soy
ese cuerpo extenuado por las madrugadas
que yace de costado montado en su lecho
con la esperanza de despertar sin la soledad
como perra guardiana de su existencia
sembrando alborotos en las horas postreras
cuando a la que quiere desnuda apasionado
besando entrelineas las caricias de la muerte
el que no se entrega
el que resucito tantas veces como Jesucristo
con las manos sangrando por los clavos
persistió en no rematar su suerte.
Roberto Brindisi




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