domingo, 7 de febrero de 2010

LLUVIA EN LA ISLA DE LA ROSA

Sabes Pablo
Anoche y hace días
Llueve sin parar en este paraje
De tierra extraña llamado Buenos Aires
Voy leyendo sobre mi mesa la canción desesperada
Imagino ese río del que hablas
El recuerdo ajeno nunca tuyo
Y las sombras que acunan los rompientes
Imagino tu abandono o la mentira
Tu deseo de complacer a otra mujer
Y sin saber aun que conquistarías a todas

Las dársenas están inmóviles
Las horas del alba residen quebradas
Dime Pablo, porque la canción es desesperada?
Quizás la hembra que esperabas
Como todas aquellas que espera un poeta
Vino por el sendero de los engaños
Con los pasos cambiados por el vino
¿O es que en las hojas de las flores
No caben las letras de estas nuevas poesías?

Tu cansancio de tanta antesala
Sobre las gélidas tumbas de la pasión
En los cascajos de marinos de ultramar
Que despintan el mascaron de proa
Me dice que puedes escribir tristemente las estrofas
Más nadie te evocara por la melancolía
Sino por el inmenso edificio de tus versos
Por el canto permanente a la vida
La misma que en la moneda te hiriera de muerte
En un septiembre de bombas y traiciones

Ya se había ido el alborozado tiempo

En que los faros de América se encendían
Ya la tropa de águilas perdió al comandante
Unico, eterno, el que sembró fatalidades
Y al que en cada casa, en cada pieza juramos recordarlo
Mientras tú abrías alamedas en los senos ardientes
De las amantes sensuales del mañana
Las que con las aletas desnudas
Te inspiraron tus veinte poemas de amor

Y tanto saltar de cama en cama
Con las ropas de sola piel inutilizadas
Caíste en la cuenta que era una fantasía
En la extremaunción de los últimos momentos
Ya no hay tiempo, te escucho
Ya no habrá quien recoja esta rosa desesperada…
Y asi he vuelto en medio de la lluvia
A tu isla negra sobre el pacifico
Y me repliego en los verbos que aun esperan
Que regreses con el chicho alguna madrugada

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