Ahora
En el minuto ultimo
Cuando el mundo se evapora
Cuando la espesa bruma de las horas
Borran los recuerdos de no hace tanto
Aquellos que quizás inspiraron alguna poesía
O me sumergieron en el insomnio de esa aurora
Que hacen que me sienta extranjero
En la patria propia
Con un pueblo de letras desfilando
En medio de la humareda de algún feriado
En el que no vislumbro más allá de lo inmediato
En el que siento a la muerte acobardada
Tanto peso
Tanta densidad de sueños atorados
En el desorbitado espacio
En el que nacen los versos
De poemas nuevos
Enamorados
Aunque se hayan alimentado
Del dolor, del sufrimiento del bardo
Escritos en las mesas marcadas por el alcohol
Como círculos de un infierno etílico
Ahora digo
Se me antoja que me he ganado el derecho
A transitar la vida por la vereda del sol
No por la de las sombras
Por esas calle y alamedas pobladas de seducciones
O en el vergel de este tiempo de mi vida
En el que decido ponerle amor
A mis palabras, a mis estrofas
En el que me apropio del sentido
Del significante de los signos del silencio
Cuando las baldosas que te esperan
Están amasadas de segundos, de minutos
De tiempo pleno que no existe
Como de la inexistente plenitud de mis espacios
Pero se
He aprendido
Con las manos doloridas
El alma deshilvanada
Que soy un hombre de destiempo
Viviendo en los bordes mismos de la locura
En el exacto limite de tu pueblo
Donde nos fundimos para hacer un continente
De brazos, piernas, bocas, labios y miradas
Mientras las olas de un azulado océano
Bañan las playas de mi ventana
Mojan suavemente el vidrio de mi espejo
Rondan ligeramente el laberinto de mi olvido
Hasta darle muerte al minotauro
En las ficciones de tus formas
Como un golem de amor en primavera
Cuando se produce el milagro de que tu país
Se rinda pleno a este amor como una hoguera
viernes, 24 de diciembre de 2010
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