Las lagrimas derramada en un ayer
Impusieron secar el alma
Saciar el hambre de afecto
No sabía si habrá mañana
Pero hoy...si, ahora
Pareciera que inventaron una palmada
Un abrazo afectuoso
De quien nunca me prometió nada
Ni cuando las rosas
Que en su muerte estaban desparramadas
También esperaban una llegada
Pensando que así serian redimidas
Que las haría sentirse nuevas
Y no esclavas de la muerte en la ventana
En ese atardecer en que todo se reclama
La fuerte lluvia
El desolado y abandonado espejo
Mi alma en su laberinto claro
Los pájaros que descreídos retornaron
Para encontrarse con el aroma de tu piel
Con la fragancia de tu presencia
Con ese olor alegre de la euforia
Sabedores de que andarás ganando playa
Mas reconociendo la arena caliente de este médano
Las olas que contigo están desatadas
Ante el ardor del océano a verse desbordado
Y las alondras volando en sintonía
Ya picoteando el aljibe de tu vulva
Ya con el canto de los jilgueros a tus montes
Ahora el silencio, el vacio, que rinde pleitesía
A los promontorios de tus nalgas
A las palabras que se descuelgan de tu boca
Que confiado,
Creo como un fanático de tu dogma
Que la promesa de tu aparición se cumple
Que hay un tercer día y un juicio final
Que allí valen los números siete de mi cábala
O los logaritmos de los latidos de mi corazón
Que hace meritos ante esa raíz cuadrada
De la tangente de tus senos
La secante entretenida de tus labios
Que derrapan roces suaves en mi superficie
Por eso creo, yo el peor de todos
Este hombre que se unió a Caín y Abel
Para desalojar a un Adán y una Eva
De esta tierra moribunda a ser poblada
Erigiendo como ídolo pagano al sexo salvaje
Al que nos dio y nos dará el mana de la mañana
Convencido que tus besos
Lo son de hembra enamorada
Al reposar de este tu único viaje
Ahora el sol cae a plomo
Sobre el lecho
Proyectando la sombra de los dos
Ahora hay una simple poesía
domingo, 12 de diciembre de 2010
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