martes, 14 de diciembre de 2010
MI BARRIO, EL DE SIEMPRE
Mi barrio, el que me crio
Supo llamarse El Pilar
Ese y no otro fue el nombre
De mi primera infancia
Con el tiempo llego a ser el nombre
De mi libertad, mi prisión y todo lo demás
Mi ciudadela creyó haber escapado al destino
Ayer me remonte hasta sus calles
Hasta la más antigua de todas sus formas
Ahí donde crecí, donde pase mis primeros años
Que allí se detuvieron
Encontrando su lugar permanente
En mi rememoración llego hasta mi vereda
Recuerdo las alegrías, los miedos
Mi familia y mis amigos instándome a dar un paso
U ofrecer la mano sudada
Secar las lágrimas de la tristeza
Repartiendo la sonrisa de las alegrías tempranas
Sobrecogerme en algún sueño
En el que un abuelo me indica no cruzar esa calle
La alfombrada de tierra
La traza del fin del mundo
Del final de la vida, donde no se existe,
Donde todo termina, no se es
Para que comience la nada infinita
Reincorporo en la vigilia a mi abuela protectora
Y el alivio de recuperar el vigor de mi cuerpo
Asumó la idea de las distancias que parecían enormes
Cuando también lo era mi vida amplia y holgada
Todo por esa manía mía de pensar en aquellos años
Profundamente astillados
En donde el viento de lo imprevisto da la vuelta
Hasta llegar a darme cuenta que los recuerdos
No calzan colores vivos
Que los sueños están algo despintados
Y las pesadillas han ganado en oscuridad
Mientras conservo el estupor
Miro la parte trasera del espejo
Rondo por fuera de la ventana de mi vida
Circundo el blanco laberinto
Y tu voz se hace más perfecta
Más clara y armoniosa
Diciendo mí nombre, antes o después del beso
Hasta conseguir que me despierte
Te bese y me incorpore
La mañana me mira desde otra zona
Porque mi barrio nunca morira
mientras yo amanezca del ultimo sueño
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