Hay noches solitarias
En el que aun siento las canciones
De una infancia agujereada
Por donde suelen colarse
Recuerdos que me son agradables
Pero que no impiden
La sensación de la angustia
El abandono primero
La tristeza en un cuarto de adobe
El pan duro de la pobreza.
Recuerdo si, la rayuela en mi vereda
Los juegos de las bolitas y escondidas
Mas recuerdo mis salidas al cementerio
Evocaciones que carcomen los años iníciales
En el que las tumbas de tierra y mármol
Cobijaba la desazón silenciosa
De cumplir con un rito tenebroso.
Pero hay noches no tan solitarias
Por lo agradable de tu compañía
Por la generosidad de compartir tu luna
Por el amor con el que cortamos las tinieblas
Por esas caricias disparadas por tus manos
Que aplanan tanta ansiedad, tanta fobia
En el que el recuerdo es instantáneo
Porque mi memoria es la de un animal enceguecido
Solo retengo el minuto precedente
En el que creo ahogarme en tus besos
Ser nadador experto en tus corrientes
Deslizándome por la planicie de tus poros
Abriendo zanja en lo cóncavo de la entrepierna
Allí donde un lobo se bate en retirada
En el amanecer de un día en construcción
Persignándome por recibir tu comunión
Aunque pecador indecible de madrugadas
En el mismo instante en el que gimen
Los verbos, predicados, del mutismo gramatical
Adelantándose en el tablero un escaque
Las palabras indecibles de amantes en alborada
Por esas zonas me remonto
Soy como las barcazas antiguas
Que sabiendo su estructura despintada
No le asusta navegar de noche
Mirar las estrellas en tus ojos
Sentir tus frases amorosas
Revotando incontenibles en el espejo
Inexistente de un tiempo cualquiera
Hace no se cuantos días
Que termino la jornada en armonía
Será tu nombre
Será tu entrega
La dueña de tanta sintonia?
jueves, 23 de diciembre de 2010
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