jueves, 18 de diciembre de 2014

SOLEDAD ALETARGADA


Que lejos quedó la soledad
que hoy cerró la puerta tras de si
abriendo suavemente las ventanas
quiso acurrucarse entre mis sabanas
desparramando por el suelo el eco de mi voz
en medio de mis ropas desplanchadas
y se sentó a esperar su muerte
sin darse cuenta que no la alcanzaría
siendo parte de la misma
negando la tristeza de su destino
pero acobardada en su coraza
no ha de encontrar dioses que la reconozcan
su suerte está atada a mi terquedad
a mis silencios rotos por la mitad
aunque me plazca verla retirarse
regresará fatigada por demás
con los labios desgarrados
en medio de los gritos de la humareda
en una bruma acerada desde atrás
mis silbidos le marcan sus pecados
diciéndole nunca más
regreses sin su compañía
porque ella te abandona en el desván
cerrando las puertas con candado
deshilachándose con sus gemidos
los que aprendió cuando volvía
desempolvándolos entre mis poros
de esta dermis que muerde los sentidos
de las arterias bravías de sus senos
dejando que recorra la humedad de sus arroyos
en las alas de estos dedos
los que hurgan el jadeo de tu ardor
en la alborada de esta ilusión donde nunca menos
que abrirte los vocablos más eróticos
me acercan la certeza de tu sinceridad
cuando te apropias de los enigmas de mis laberintos
en lo generoso de tu andar sinuoso
en el borde mismo de la eternidad.
Roberto Brindisi


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