lunes, 8 de diciembre de 2014

Y LLEGARAS


Espero
un día que no sea día
sino una noche fallida
un ruego ciego sin colores
un camino partido entre sus cardos
eso espero
y en esa espera interminable
como la de los condenados a vivir
esos que se pierden en segundos
los que muerden los minutos
los que desdeñan las hojas de la tarde
los incapaces de enhebrar una palabra
sin que el cielo se abra en fragmentos
como un libro antiguo
borroneado en sus márgenes
los eunucos caballeros de la ignorancia
que hacen gala de no saber donde empezar
solo que el sol sale por occidente
cuando se pone la lluvia dolorida
entre garúas de letras desusadas
Y así espero
sabiendo que no vendrás
sino se incendian mis deseos
mis recuerdos concupiscentes
mis reclamos de hombre caprichoso
el de las mañanas terracotas
con adoquines en las esquinas rotas
lugar por donde doblan las ilusiones
sin dejar de mirar este presente
que no acepta concesiones
puede que sea hoy
que la vida riegue mis gorriones
grises en las mañanas religiosas
alegres en los atardeceres más urgentes
pero siempre estarán mis labios rotos
a la espera de la jarra de tus senos
para absorber del líquido promiscuo
dejaré andar mi lengua por los bordes
de ese cuerpo encendido de pasión
mientras los ríos y arroyos de tu sabiduría
inundan la sequía de mis dedos ancestrales
que herede de mis antepasados resecados
como hacer transitar mis gotas por tu cuello
o erizar la geometría de tus glúteos
dando cuenta que en el amor no existen cosas fatales.
Y espero
como espere mil veces
sin llorar lagrimas inmerecidas
comenzando a amanecer en mi interior
porque llegaras mansamente
cuando la luna atropelle al sol
en tanto nuestros continentes
se entrelacen en la esfera plana de mi lecho
con la malicia instintiva de romper la prohibición
esa tan antigua como la misma sequedad
de no hacer del sexo el amor
hecho benigno clandestino para los asesinos
que gustan de jugar a las masacres de innombrables
de desarrapados de cuanta latitud
y solo aceptan la disciplina de los burdeles
burocratizando la lujuria en cualquier expresión
tratando de adueñarse de una pulcritud
que nunca compartiré en mis laureles.
Espero
tan cerca de empezar a amar
que he despertado a las paredes
iré por ti hasta el filo del terraplén
cuando tu silueta de hembra anhelante
atraviese lentamente las angustias del ayer
atrapando tu silueta sin desdén
y juguemos a que la existencia esta toda por delante.
Roberto Brindisi


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