jueves, 11 de febrero de 2016

BESOS DEL OLVIDO


Tengo
esquinas de baldosas rotas
aguardando el paso de tu atuendo
rememorando tu vestimenta de deseo
mientras las vidrieras están mudas
como pájaros de cristal en una tarde de enero
cayendo desde el suelo
gotas que anegan mi azotea
que como en un tango de Piazzola
le silba descuidado a un loco fantasioso
más aún conservo
la lujuria de los carnavales en el bajo
esa sonrisa seductora que se hincó en mi mirada
para invitarme a una danza sobre sabanas
trapos que desnudaron sus miserias
arrepentidos de salpicar nuestra superficie
con una música de fondo que bien sabe a bolero
romanticismo que se contrapone con la lujuria
y ese pedido que te alcance el polvo de la luna
desgastado, aburrido astro,
en tanto la noche se hace sobre el antiguo espejo
en la pared un reloj marca
con sus agujas las sombras de un hechizo
será por eso que mis noches no la olvidan
que las palabras me saben a vino añejo
más en el eco solitario de los milagros
solo se encuentran besos que se dilapidan
murmullos sórdidos como gemidos
y un volcán en erupción que estremece
la desbastada humedad de nuestras medidas
saber que solo tengo
unos bordes de arrabal al sur de nuestras vidas
unos pasos de jadeos entre tus piernas
unos labios bordados de quebrada inocencia
flores maldecidas en un antiguo poemario
que me llena de promesas casi eternas.
Roberto Brindisi


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