jueves, 4 de febrero de 2016

LA SOMBRA


Una sombra
que multiplica por miles a las otras sombras
una boca
que reproduce de manera infinita unos besos
que se desangran de rosas
que deja los labios en aprietos
mientras se agolpan las gotas
en la comisura de un infierno gélido
en el pubis adolescente de una mujer fogosa
hay tanta soledad desarropando su aflicción
que la tormenta de rasguños lujuriosos
son caricias en los montes erguidos de mis penas
sé que la misma solo conoce la penumbra
no entendiendo que el alma es ilimitada
que unos dedos galopan en la pradera de la dermis
escarbando en el fondo de un rio mentiroso
crear momentos donde el tiempo se agotó,
un destino de sombra
es la suma exponencial de la mediocridad,
andar siempre por los bordes me abrió las venas
deje caer la sangre para que se sumergiera
aquella que ame repetidamente
en muchos nombres
en esas noches blancas de almohadas
de trapos coloridos asemejando a sabanas
arrugadas en los reflejos de mi cristales
allí la sombra perdió su partida
se hizo bruma entre cigarros y ceniceros viejos
se empapó de alcohol barato en la mesada
sin entender porque rendija marcharse
para evitar una jauría de luces de la mañana
asi la sombra pudo entender que era la parte
de cuerpos y cosas
sombra sin existencia propia
que sin la luz que emerge del afecto
habrá un desierto de vanidades  fútiles
un país de habitantes mutilados
o será el tema de un poema en su defecto.
Roberto Brindisi




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