domingo, 20 de mayo de 2012

AGUARDO


Aguardo a mi niña
De años imprecisos,
De mirada inocente
Con tanto mundo detrás,
La aguardo en esta acera
De colillas apagadas
Por la que desfilan tantos otros que esperan.
La luna no aparece gratis
En esta noche de humo atigrado,
Cuesta levantar la vista
Viendo como se consume una mariposa,
La que di a volar desde una oruga,
Recipiente horrendo de ilustre belleza,
Mascaron de una nave carcomida
La larva ha fenecido y se va la candelilla,
Me queda el vacío de este país solitario
En donde dibujo la angustiosa despedida.
Pero como en los tangos
Soy una letra que espera,
Que se somete al candil de algún poeta,
Que me alumbra o me deslumbra,
Peinando la hoja remendada,
Con borrones, tachaduras y agregados,
En los bordes de renglones que te nombran,
Ay! muchacha de tres vocales
Alojada en mí lecho una alborada.
Se que esta rosa no volara
Ni tampoco el rojo de su color,
Se que en la frontera precisa de tus labios
Aun repica mi nombre enardecido,
Que en el verdor de tus pupilas
Hacen nido lágrimas fecundas de alegrías,
Son presentes que llegan del desierto,
De la extensa llanura del sonido,
Me sigue reclamando esta nada
Que es la gota inacabable de mi tiempo
Punta de filos que desgarran
Como pezones que embelesan siempre erguidos.
Ahora la espera ha terminado,
Se por definición primera
Que me aguardas entre las sombras
De mi cuarto en este sitio de riberas,
Aquí es donde se ha perdido dios,
Aquí nunca llego Jesús, ni Alá
Solo dos desconocidos anhelantes
De ver salir el sol por la ventana
Reflejados en un laberinto de espejos
Perdida para siempre la llave de los dos amantes.
A veces la poesía tiene sueño.



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