miércoles, 20 de marzo de 2013

AGONÍA


Hay días escapándose de mi birome
calzándose las media remendadas
saltando charcos de segundos agitados
en alguna plaza sin sus pérfidas hamacas
y es en esos días en que mi nostalgia crece
extrañando lo que nunca tuve
o la mirada que nunca recibí
más allá de alcanzar un viejo beso
que sabiendo a rancio en un rincón lo escupí.
Hay tardes de una melancolía blanca
llena de esperanza en el regreso de tu piel
tardes que les cuesta asimilar los golpes
que de tan cansadas no suben las escaleras
y debajo de esos atardeceres
se guarecen las hembras sensibles de la cuadra
se escabullen los amores incompletos
el monstruo agigantado de la soledad  en retirada
mientras mi voz repite una plegaria
que tanta lluvia no me arrebata a mi mujer enamorada.
Hay noches en que finalmente
los sueños dejan de hacer cabriolas
se aplacan dócilmente
permiten que los delicados contornos
de estos cuerpos sabiendo a nuevos
se vean entrecruzados por la ansiedad
por la caída de las prendas intangibles
entre los pliegues de un lecho inaugurado
por los versos que despliegan lujuria
y nos llevan por los arroyos de tu acuosa humedad.
Así,
hay veces que se completa la jornada
con la parsimonia de quien sabe que ya no hay sombra
más que una espera que se verá recompensada
por la calidez de unas manos que escriben en mi espalda
con el filo de la navaja de mi vocabulario
como si marchar por los bordes de la demencia
fuera el único lugar iluminado
en estos tiempos de vida y muerte permanente
cuando para sobrevivir nos aferramos a nuestra esencia.
Hay nuevo día
si hay amor por parir
en la penúltima agonía.

No hay comentarios: