martes, 27 de julio de 2010

EL FUEGO

Un signo


Solamente eso

Fue lo que abrio las compuertas

A la tormenta

De este fuego

De estas llamas

Que se propagan

Crucificando golondrinas

Agotando el vuelo de las alondras

Resecando las alas de las gaviotas

En medio de una mañana sin color

Cuando me duele el borde ultimo

De tus ojos cegados en mi planicie

Cuando el sol se asemeja a la desnudez de tu espalda

Y yo aun en la quietud

En el descanso

Del vano de mi escalera azul

Por donde cae la mirada de una diosa

La misma sometida

Imputada de total imputaciòn

Alli mismo

Donde el naranjero reverdece

Dejando ver mis quimeras enfermas

Mis anhelos de añejo amante

Ahí, en ese puntual espacio

Miro el viejo almanaque

Reabro las ventanas de mi laberinto

Salto a la noche de mi repugnancia

Y todo por un signo

Un simbolo de los tiempos nuevos

De los mares de azogue resecado

Por donde el tajo de alguna hembra

Absorvio hasta la ultima gota del deseo

En el círculo vicioso

En el que crece tantano en apariencia

Mientras en mis espejos

Eros lo desafia desde su sensualidad

Se han abierto los libros

En la biblioteca de esta aurora seca

Agitando los pañuelos de seda de una dama

O las prendas intimas de la penultima puta

Y el infierno avanza

Por el desierto caluroso

De mis madrugadas perdidamente insomnes

En el primer domingo de este invierno

Cuando el reloj grita las doce

En el filo mismo de mis vientos

En el despeñadero de mis palabras

Cuando amar alocadamente

Es algo más que un signo

Es algo que aun tiene sentido

Mi barca desnuda de alborada

Espera a cuerpo pleno

La llegada de ese ardor

El que desato tu verbo denotado

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