jueves, 3 de junio de 2010

EL POETA Y LAS PALABRAS



No se, nunca supe
Si el oficio de poeta es difícil
Solo se que el que me habita
Aquel que cubre y descubre las palabras
El que intenta zurcir retazos
De historias nuevas
Con frases que se engarzan
Entre la telaraña de sus recuerdos nuevos
El que es profeta estéril
De mundos de destiempos
O de hilvanes que se deshilvanan
Entre sus verbos y predicados
El que cuece las ingeniosas figuras
Las mediocres metáforas
El que le entrega el amor a la luna nueva
Mientras tu cuerpo desnudo danza
Ese nunca se pregunta
Los motivos que lo mueven
Ni las causas que lo llevan

Solo sabe ser artesanos de palabras
Que en caótica sucesión
Se desgranan entre las sedas
De tus sabanas primeras
Entre lo rojo de tu sangre
En una anochecida embriaguez
De labios seductores
De boca en peregrinaje por mi piel
De yemas que hacen las delicias
Provocando versos diferentes
Los que surcan los húmedos arroyos
Los que idolatran a ese Casanova
Configurando una épica distinta
La de ser la mas entera Mesalina
La que con la cabellera suelta
Arremete cabalgando descontrolada
Las líneas ardientes del juglar
El que arrobado en su perdida vocación
Canta loas a las luces de esta alborada

Nunca supe
Como se construye un párrafo
El más caliente, el más ardiente
O el más tranquilo después de un orgasmo
Solo veo las manos y la pluma de este bardo
El que solo piensa en completar la frase
En someter el más solemne de los lenguajes
Entregándolo a su mujer enamorada
La de los mares
La de las luces de un atardecer
La de la bóveda celeste de este cielo
Y que reconstruirá en cada nueva madrugada


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