Te escucho
Como amigo tuyo
Que algo entiende del amor,
Porque se que has amado,
Como muchos pensamos
Que no se ha de volver a amar,
Al menos en este instante,
Cuando evocas las noches soberbias
Y esas promesas de eternidad.
Hoy te suenan a broma,
A ironía,
A un mero engaño
O simplemente
Creer para no morir,
Para evitar la soledad.
Y ahora
En la lucha con las sombras,
Con las alboradas difusas,
Con las superficies confusas,
Donde has dado todo,
Hasta lo que los años no te quitaron,
Lo que no tenias,
Peor,
Lo que ya no tienes,
Lloras unas lagrimas de dolor.
Amiga,
La mesa del café
Nos esta quedando chica,
El ruido de las tazas y las copas
Apagan tu confesión pedida
A un ateo,
O quizás creas en serio que soy un dios,
Quizás borgeano,
Más te digo,
No me devoré los monstruos
Que aun me acechan desde temprano.
Amiga mía,
Hermana de esta cofradía,
Ahora languidece tu vida,
Se fue con ese talante
Que ya no encuentras,
Lamentablemente
Que no recuerdas,
Pero creo que si decides
No podrá contigo la nostalgia,
Es tarde para andar otra vez
Acometida por una apariencia muda,
Ya no mas los amores místicos
Con caras clavadas en tu centro,
Ante el amor no vaciles ni tengas dudas.
Amiga mía,
La vida solo tiene sentido
Cuando amas
Como ahora no quieres hacerlo,
Este viejo lobo estepario
Como no habría de saberlo,
Porque yo también intente
Un rostro y un nombre
Que colorearan mi desierto,
Que me permitieran seguir buscando
Aun sin encontrar,
Que me habilitaran lo que de otra forma
Es la crueldad del hastío,
Tiempo en que nada acontece,
Solo la soledad y el frío.
Amiga, sabes?
Que dos pasos antes de mi tumba
Se ha cumplido,
Hoy tengo amor,
Después de tanto recorrido.
Tú y yo
Amiga mía,
Somos lo mismo,
Una vieja pena de desamor,
Con la alegría
De empezar en un domingo
El inocente juego del rubor.
miércoles, 5 de octubre de 2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario