lunes, 3 de octubre de 2011

SIEMPRE REGRESANDO!

Unos parpados


Que ven llegar mi huella

Aunque aun no me puse en marcha

Esos son tus ojos

Adivinos,

Dolorosamente bella,

Con el corazón sin escarchas,

Así de simple,

Sin más cosas que las esenciales

Te paras en el tiempo

Y tuerces las agujas del reloj

Lavas lentamente los minutos

Mientras pones a secar las horas

Las mejores,

Las de amores,

Que sin más colores

Que los deseo cumplidos a media,

Tomas los lapsos y te empeñas

En que siempre sean las tres.

Como convencerte que estoy presente

Si me encuentro en esta lejanía

Desde donde se ven tus cabellos enrojecidos

Los mismos con los que has barrido

La soledad de mi piel sin lozanía.

Me dijiste

Que regresara antes de anochecer,

Que los campos con gladiolos suelen traicionar,

Tienen la costumbre de retener al desconocido,

Pero juro que no me he perdido,

Que soy el que sobrevuela como gavilán

Sobre la humareda lila de los harapos,

El que llega a tu lado sin sus trapos,

Dispuesto a construir el infinito

Con los segundos contados y marchitos.

Puse gota de mar

Sobre cada pétalo de eternidad,

Vislumbre el pistillo de tus pezones

Que de punta erguida

Me relata cada una de sus sinrazones

Y yo me disparo hacia la nada,

Que es una manera de decir el todo

Del verdor de tus rasgados ojos,

Los que asombraron al espejo de mis textos,

Tomando la gramática y la sintaxis

Como auténticos pretextos

Para construir una extensa poesía

Sobre el pergamino de tus piernas.

Allí mismo

Donde reposo en el otoño,

Jugando a las barajas en cada primavera,

Penetrando en el dibujo de tus labios,

Como quien ingresa en el tálamo sagrado,

En ese exacto lugar

Me rindo entregando mi alma

Declarándome tu postrer enamorado.

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