Bueno es decirlo,
Pero el tiempo me persigue,
Por momentos me alcanza,
Me invita a tomarnos unos tragos,
Suele conversar en su silencio,
Sobre lo inevitable de esta tarde gris,
De las oscuridades que vio en su devenir,
De algunas alegrías que pintan su carcaza.
Pero el tiempo cuando no se embriaga,
Suele ponerse melancólico,
Se sabe fragmentado a la vez que único,
Se sabe negado o duramente confirmado.
A mí,
En realidad,
Me pasa desapercibido como cuando garúa
En la ciudad poseedora de los destiempos,
Donde la muerte de lo jilgueros no acontece,
Donde hace rato se perdieron lo acoples
De los tangos y milongas arrabaleras,
Orilleras,
En un sur que sigue teniendo el paredón,
La luz del almacén ya no a kerosene,
Mientras espero el instante del olvido,
Ese tiempo tan vacío de sombras
Como tan carente del sentido de las luces,
Tan determinante pero a la vez tan perdido.
El tiempo que me acompaña sin pedirlo,
Me dijo que tal vez se llamara
Solamente María,
Ese presente, regalo en estas horas de mi vida,
Y el tiempo nunca se equivoca,
Aunque muchas veces si,
Pero que importa si ella ya esta aquí,
En esta mesa,
Donde se sirve café cortado con leche fría,
Tan importante como un golpe en Somalia,
O la guerra civil en la lejana Libia,
Nunca, jamás olvidare tu mano tibia,
Cuando el tiempo desnudo de pluma en sus alas
Se detuvo solo para mirar con envidia
Que en su modorra porteña de domingo
Hizo una voltereta inverosímil
Rompió con furia los antiguos relojes
Lo que seria su partida de nacimiento
Mirando como en un sofá que daba a un ventanal
Los besos sumaron momento tras momento.
Ahora, muchacha mía
Pintora y lectora de flores del erotismo,
Consumada ciudadana del mundo del afecto
Te cuento que no quiero despertarme
Y encontrarme dentro de ese lapso sudoroso
Con las viejas lloronas de los velatorios
Las que como en Zorba el griego
Después de fenecido en esa habitación
Se peleen por quedarse con mis nadas
Con la suma de mi ancha indigencia
Con el llanto por mi paga miserable
Reclamando nuevamente cada lagrima
Que confirme mi voluntad de no morir
De vivir hasta la inconciencia
En el mismo muelle, en la misma rada
Cubiertos con las estrellas agujereadas
Abrazados firmemente a nuestra esencia.
viernes, 15 de abril de 2011
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