domingo, 3 de abril de 2011

MI VOZ LLEGA...

Mi voz


Fue una voz aferrada a las consonantes,

Cuidando que ninguna letra quedara sin enunciarse.

Hablaba literalmente,

Más muchas veces se me malentendía,

Era como si la perfecta precisión de la lengua

Revelara en cada palabra un caos

O una extraña paz que no me daba tregua.

Voz que se volvía más evidente

En la medida que reconocía mi esfuerzo

Por ser comprendido

En el entramado de un silencio diligente.

Esa voz se ocultaba

En las noches extensas de insomnio,

Donde me decía que la moral es la gramática del deseo,

En tanto la ética me sabía a juramento vulnerable,

Siendo los libros el lugar de mi escondite,

El ultimo, el primero, el más seguro o más deseable.

Hasta que una tarde morena

Decidí abrir las alas de mi imaginación

Agrietándome como un animal atemorizado,

Conviviendo con mi águila entumecida,

Empezando a romper las celosías de mis ojos,

Y a comprender el milagro de esta vida,

En la que alguna ventana dominguera y porteña,

Me invito sonrosándose a reposar

Tanto desasosiego, tanta derrota,

Que miró mis heridas como ternuras que flotan,

Que paso la ataujía rosa de algún beso

Con un cacho de Buenos Aires de trasfondo

Sobre un espacio de necesidades algo espeso.

Supe que mi sonrisa se hizo con millones de gotas

De esas que algunos suelen llamar lagrimas,

Aprendí las dificultades del alma sin tiempo,

De las deferencias cristalinas de las verdades,

Surcando entre unas nubes de adoquines

Una planicie me aguardaba

En la belleza de tu pelvis

Donde adormecido,

Reconfortado,

Llegue al lugar que antes nunca llegaba.

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