viernes, 1 de abril de 2011

QUIEN

Quien tuviera la suerte


De ver caer todas las gotas del mar,

De atrapar con una mano los copos de nieve,

De desprenderse un segundo del dolor?

Quien tuviera digo,

La heredad interminable,

Que detrás de un tiempo temprano,

Plegar quisiera los ángulos llanos,

Esos que son desplazados en derredor

Buscando al eterno displicente,

Al enamorado de las formas más extrañas,

De la geometría mancillada de color?

Quien, vuelvo a preguntar,

Sabe cual es el secreto de la parte oculta de la luna,

A la que lance la flecha de mis sustantivos,

La punta aguda de los múltiples adjetivos,

Como escondida se encuentran tus manos

Entre el calor vehemente de mi epidermis,

Entre esas líneas únicas de mi boca,

Las que detienen mis besos impenitentes,

Mientras deslizo mis versos por tus zonas,

A las que liberas en estivales madrugadas,

Cuando desentendido de la premura de los tiempos

Me detengo solo para esperar tu llegada,

Esa que contiene aun la humedad del rocío,

Que en renuncia generosa se da en regar el valle

En cada peregrinaje emanador de la alborada.

Regreso sobre mi pregunta,

Me planteo quien tiene la fortuna,

De saber que a pesar de tantas muertes,

De vivir tanto al filo de la saliente,

Se apropio con prepotencia del destino,

Fijó el rumbo de su embarcación,

No aceptando otro sino que el forjado,

A golpe de versos y de estrofas,

En cada momento de brutal soledad,

Cuando lo más sublime parece deteriorado.

Quien, me interrogo,

Puede encontrarte para dibujar días pertinentes

Si yo no hubiera empezado y seguido

Intentando conocer este que me habita,

O que felizmente me aloja.

Si alcance a encontrarte, estar contigo

Fue porque me descubrí,

Alegrándome compartir conmigo.

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