lunes, 11 de abril de 2011

SI NO FUERA...

Si no fuera


Ese poeta loco y escurridizo,

Ese quien le escribió

A los arroyos secos,

A los cuerpos dispersos,

Como también diversos.

Ese que soñó con los escritos de Galeano,

Transportándose con Sabina y con el Nano,

Ese poeta

Que le escribió al amor,

Derramando las últimas gotas del tintero,

Que se estremeció al conocerte,

El que evocó tu mano en su palma,

Que construyó metáforas con tu piel

O regó los valles de su calma,

Con su gélida voz llamándote.

En las orillas azuladas de la mañana,

Al límite o borde mismo de los sueños,

Si no fuera ese juglar,

El que cuidadosamente impide que se dañen

Los besos que conserva en sus bolsillos zurcidos

O que amplía el atardecer al recoger flores,

Que adornen el jarrón de tu melodía,

Pero soy ese bardo

Que se solaza leyendo a Luis Cernuda,

Que busca los restos de los barcos

En la bahía de los escritos de Neruda.

Soy el que dio los pasos en otoño,

Arriba de las hojas mustias dispersadas en el campo,

Poeta de mala muerte o de mucha vida,

Bardo que se enamoro en forma perdida,

De unos ojos verdes y del nombre María.

Soy un juglar de estrofas largas,

De versos escritos con la inspiración de su diosa,

Quizás ese fue el galardón por otras vidas,

Vividas al mismo tiempo en paralelo,

Amante de los tiempos desmentidos,

De las iglesias abandonadas de toda fe,

Creador pagano de nuestra simetría,

De su empeño por retenerte

Cuando no quieres partir hacia el olvido,

Gobernante de un reino de dos pasiones

O de una con dos seres enamorados

Soy el que pudo erigir un camino con las rosas,

El que se siente agradecido por el calor de tu sueño,

Danzando desnudos por mi perímetro,

Bailarín de la libido en línea recta

O maestro de voluptuosos pecados y pecadores,

Recreando un olímpico paraíso dionisiaco.

En el que nace cada días cosas nuevas,

Más yo soy el escritor del romance,

El imperecedero entre tu gloria y mi avaricia,

Soy el que vino a hacer perpetuo,

Nuestro encuentro hasta el final de los tiempos,

Cuando se funda la inmortalidad con las caricias.

Si no fuera el poeta que soy

Juro que te inventaría.

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