martes, 5 de abril de 2011

LA GOTA Y EL AMOR


Una pequeña gota,


Vestida de gitanos colores,

Comenzó a caer desde la canilla

En derrumbe libre,

La gota chiquilina

Tocó el piso

Desparramándose en la baldosa,

Como quien entrega sus suspiros

En esas madrugadas ardorosas.

Ya no esta,

En este día sin memoria,

Sin apuro por perseguir la luna,

La partícula minúscula de mi atención,

Como esos imperceptibles poros de tu superficie,

Que hacen de mí un eterno soñador.

Ahora, en algún lugar,

Alguien ha roto las copas,

Los vasos de exquisito cristal,

Festeja verse correspondido

Por esa bella mujer que ama con locura,

Mientras tiene en sus manos

El aroma de ese cuerpo enamorado,

Con el que embriaga sus sueños perdidos.

Sin más cruza por mi retina el sonido de tu llegada,

Es como el golpeteo del alfabeto,

Que en manos del poeta

Escriben verso tras verso la poesía,

De tu presencia avasallante ante mis celosías.

Se me hace misterio tu amor

Compartiendo con el mío,

Son arcanos duramente trabajados

Que no merecen el intento de desentrañarlos,

Solo la exploración en toda su plenitud,

Extasiados,

Como frente al aleteo de aquel colibrí,

Como ante el vuelo libre de una mariposa,

Como nos encuentra el albor enredados.

En esta vigilia eterna,

Sin haber descifrado los antiguos poemas,

Que de tanto serlo aun no mueren,

Sosteniendo la misma simple vigencia,

Que deslumbrara al primero que lo escuchó,

Como hoy me impresiona gratamente,

Ver caer levemente

Cada uno y todos tus desnudos,

Para tapizar el piso de las esenciales quimeras,

Que vuelven a recordarme

Que cada instante es como aquella gota,

A punto de caer,

Derrumbándose,

Proveyendo la gota siguiente,

Que hace este océano incontenible,

De marejadas de olas absolutas,

Y sempiternamente entrecruzadas.

Hay días como gotas,

Amores como gotas,

Vidas, como las nuestras,

Que son un canto a las aguas de la mar.

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