Se de una línea,
Una raya.
Una continuidad de puntos ininterrumpida,
Que mencionarlo es irreverente,
Voluptuoso por su solo nombre,
Se de esas líneas perfumadas,
Que lastiman,
Que atropellan,
Que generan fantasías,
Muchas veces desvelos,
Envidia de la luna agujereada,
Se que de esas líneas han dicho los dioses,
Se que se prestan a confusión,
A pensar que aparecen en desnudez al final del día,
Y juro muchacha que lo he intentado,
Esconder bajo tus ojos mis poesías.
Son mis pobres poemas esas líneas,
Esos espacios de frondoso anhelos,
De limites corrido por el orgullo,
Tantas veces como las que te quite tus tantos velos,
Como te poseo enloquecido,
Te hago el amor,
Dejando que me cabalgues las páginas
En blanquecina alborada,
Cuando los espejos de este mar
Se asoma con tanto desconsuelo.
Allí aprendí que no se rasga una noche,
Que mi destino es incendiarlas en tu compañía,
Que no quedaran cenizas de quien vea,
De quien extienda la mirada,
Por la planicie curva de tu continente,
Por las praderas ingentes de mi barcaza
Con la tea y con la pluma
Con las manos y con el fuego
Se de donde vengo
Se que las palabras son tu ruego
Porque antes de partir sino he partido ya
He de consumar el penúltimo Armagedón
El juicio final del evangelio de la libido
Sellando pliegos y versículos
Mirando desde el monte de los olivos
Como tendida en la inmensidad de mi ligera
Superficie de piel a estrenar,
En este siglo de nadas incorruptas,
De jilgueros procreando a contraviento,
En este nuevo milenio de tremendos terremotos,
Nada se salvara,
Nada podrá cubrir lo viejo,
Solo redimirá lo ya escrito,
Los tantos poemas de amor y una canción desesperada,
Lo pecaminoso que dios ha permitido,
Al poseernos en tantas madrugadas.
sábado, 30 de abril de 2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario