martes, 26 de junio de 2012


UNA NOCHE

Una noche más
desvestida en el silencio,
atravesada por las lunas decrecientes
mientras cierro mis ojos
sobre la herida de tus senos
y es mi cansancio
el que obstruye la puerta de tus muslos,
un cigarro besa al cenicero
en la medialuz del alba inoportuna.
Es esta poesía
la que la rescata del olvido
o la que inventa todo desde la nada,
pone el sombrero en la ventana,
sube los peldaños de la escalera,
despeja el pasillo de las nostalgias,
hace que me vuelvas a desear
como lo hiciste aquella vez primera.
Se que los besos
muchas veces no llegan a destino,
esos ósculos húmedos de ayeres,
se los beben los fantasmas del camino,
donde las huellas de las pisadas
las ha borrado el viento del infierno,
pasos sensuales de perecedero infinito
como fileteo mi goce en tu continente
se que los espíritus no morirán de apetito.
Escribo
que mis huellas de lobo vehemente
circulando por la periferia de las sombras
leen tus epístolas
creando un segundo secreto
aun mas denso en el ribete de su escritura,
mientras se esconde entre el follaje
esperando asaltar tus vigilias férvidas
hechas de próximos orgasmos
mientras revela la suerte final
del himen y su sepultura.
En esta noche final
de copas rotas en su agonía,
abriendo paso a la amplia gama de sigilos,
bebiendo la sangre perdida de ambos lados,
con los rostros marcados con azufre,
será mas noche
si te busco entre mis recuerdos,
esos de fogosidades terracotas,
en el que las secreciones del delirio
juegan al misterio detrás de la lumbrera,
donde el silencio es un útero crápula
que se hunde en el hechizo
de creer que por ser la única
sos mi mas perfecta primavera. 


  






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