Me asomo
hacia lo superficial de mi interior
oigo gritos
de espeluznante silencio
no se quien está allí
¿me habré olvidado a mi
cuando me fugue a un sueño?
ni un anochecer,
ni un día permanecen ya
solo patios vacíos
en la penumbra de mis recuerdos,
en los contornos de mi mujer.
Se mece mi memoria
buscando vanamente
la esencia del tiempo
los materiales de la vigilia
aquello que se transfigura en hoy
en instante inalcanzable
en rostros pálidos de infancia retornando
por los caminos equivocados
y en esa indagación
perdemos afanosos el efímero lapso
la sacralidad de las porciones del día
hasta ahogarse la débil voz cotidiana
empantanada en la rememoración
de los fuegos apagados del pasado
desperdicios del ahora yendo al mañana.
Nunca todo se pierde
la valentía resquebrajada en un rincón
se dispone a acompañarte
a reconocer la piel y sus misterios
su color
su aroma intimo
lo que surja de la voz
lo que emane de los ojos
de lo continuo y decidido
grito extenuante en el borde del abismo
cuando la jornada se hace minutos
y ahí,
justo ahí y sin apuro
espera ser hallada la mirada cotidiana
suave
hermana secreta de la ternura
nunca será venenoso el amor
nunca cuando estés seguro.
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