lunes, 31 de diciembre de 2012

UN DIA CUALQUIERA

Me levante


sin la corbata puesta

con la pereza de un día de semana

que en su interior

trajina mi fatiga cotidiana.

No recuerdo

si me puse primero los zapatos

o tome el café

que me despejara

las lagunas de esta madrugada

y recordar

quien era esa mujer

que sin ropa

yacía desplegada.

Tome el maletín

guarde los diarios

me mire fijo al espejo

sabiendo que hace tiempo

que no simpatizamos

apure el paso hacia la puerta

pensando en llegar bien lejos.

Me cruzo por la calle

con caras sin nombres conocidos

esquinas salidas de algún sueño

en esta parte de Buenos Aires

en que cinco esquinas

se juntan en Lambaré

saludo a los comerciantes

borrosos en las mañanas

mientras observo al pasar

la figura de mis vecinas.

En el camino

voy recordando las tareas

los párrafos que quizás escribiré

entre los apretujones

en un transporte publico

del que pronto bajaré.

Salgo de mi trabajo

me dirijo a un bar cualquiera

se que ya ha terminado el día

y la luna no se derramó

entre los colores vivos de mi oficina

he consumido parte de mi tiempo

sin sacar a andar a mi rebeldía.

Abro la puerta

la iluminación es difusa

sus formas esconden mi cansancio

se abre los diques de mi infierno

asalto la superficie de esta hembra

rodamos por el piso

nos despojamos de la civilización

descuelgo el beso del ropero

rasgo las paredes de sus cantos

siembra sus orgasmos en mi lecho

solo recuerdo que al final

duermo desplegado cual torero.

No hay comentarios: