UN DIA CUALQUIERA
Me levante
sin la corbata puesta
con la pereza de un día de semana
que en su interior
trajina mi fatiga cotidiana.
No recuerdo
si me puse primero los zapatos
o tome el café
que me despejara
las lagunas de esta madrugada
y recordar
quien era esa mujer
que sin ropa
yacía desplegada.
Tome el maletín
guarde los diarios
me mire fijo al espejo
sabiendo que hace tiempo
que no simpatizamos
apure el paso hacia la puerta
pensando en llegar bien lejos.
Me cruzo por la calle
con caras sin nombres conocidos
esquinas salidas de algún sueño
en esta parte de Buenos Aires
en que cinco esquinas
se juntan en Lambaré
saludo a los comerciantes
borrosos en las mañanas
mientras observo al pasar
la figura de mis vecinas.
En el camino
voy recordando las tareas
los párrafos que quizás escribiré
entre los apretujones
en un transporte publico
del que pronto bajaré.
Salgo de mi trabajo
me dirijo a un bar cualquiera
se que ya ha terminado el día
y la luna no se derramó
entre los colores vivos de mi oficina
he consumido parte de mi tiempo
sin sacar a andar a mi rebeldía.
Abro la puerta
la iluminación es difusa
sus formas esconden mi cansancio
se abre los diques de mi infierno
asalto la superficie de esta hembra
rodamos por el piso
nos despojamos de la civilización
descuelgo el beso del ropero
rasgo las paredes de sus cantos
siembra sus orgasmos en mi lecho
solo recuerdo que al final
duermo desplegado cual torero.
lunes, 31 de diciembre de 2012
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