martes, 4 de diciembre de 2012

HE APRENDIDO



He devorado
la parte pulcra del vacío,
la copla ahogada de mi silencio,
en este paladar tan insaciable
he saboreado la venganza
del crepúsculo de mi desvarío.
No hay noches
sin pájaros en retirada
sin tu presencia de mujer indefinida
vestida solo por este viento
que recala en la margen de mi lecho
como si no ocurriera nada
con la desgarradura de estos sentimientos.
He aprendido
a retener gran parte de mi victoria
en las orillas del mar mediterráneo
agua perdida en la eternidad
olas azules que conservan tu mirada
rodaran los besos por el calor de esta arena
colgaran los abrazos en las ramas de ese pino
y descubrirás mi nombre en alguna alborada.
He llegado
con el ejercito de mis letras
hasta acorralar las armas de tus desnudos
la envoltura serena de tu piel
los harapos de aquella virginidad
el fuego indómito con el que penetras
los círculos irregulares de mi vanidad
hasta culminar en un laberinto sin escudo.
He renegado
de mis múltiples herejías,
villano de tiempo completo,
héroe ebrio de incontables tabernas,
la ciudad me ha obsequiado un puerto
entre tus límpidos poros, amada mía,
en la delgadez obtusa de tus hermosas piernas
o apoyando mi testa en la pelvis de tu desierto.
He permitido
que mis pesares sean gorriones
enredados en las serpentinas del otoño
cuando los árboles de mi paciencia
han de crecer a la sombra del estío
las palomas blancas espantan a sus retoños
hasta encontrar el principio de mi esencia.
Ahora poco queda
solo empezar a cincelar el amor
tras tan extenso recorrido
saber con quien he de contar
si el borde de tus pestañas tienen tanto filo
bien habrá valido tanto dolor.   

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