sábado, 15 de diciembre de 2012

SOMBRA



Sentado
con los ojos sosteniendo el cielo
con las manos deshilachadas de promesas
saboreando el gusto de tu noche
relamiendo las heridas de mi hembra
intentando descifrar la nada
que me envuelve en cada partida tuya
hasta que me diluyo en tu derroche.
La ciudad me escucha
más yo no oigo las voces de la urbe
un susurro que se desplaza
por las bocamangas de mis pantalones
porto en los bolsillo tres cabellos tuyos
una mirada que derrite mi osamenta
saben los luceros de mi pecho
que mi sueño dócil despierta a los leones.
Tengo un piano
que ha dejado de ser útil hace años
es como un espectro que me señala
diciéndome que ha muerto por mi yerro
no he de sentirme un  asesino
de instrumentos que no he tocado
solo suelo apoyar tu espalda
cuando la pasión me devuelve del destierro.
Anochece
las aves arman en tus pies descalzos
los ríos desbordantes de intimidad
es en tus rincones donde se acumulan
las breves alegrías de los arrebatos
cayendo sobre nosotros
el eterno trapiche de los torbellinos
reclinaras sobre mis brazos
el calido peso de tus infiernos
siendo una línea que no conoce su destino.
Me atrevo a mirar
la curva de tus tobillos
que revelan la geografía de la belleza plena
tanto como esos labios ateridos
que se aceleraron cuando mis besos
acariciaron la reseca humedad de tu boca
acelerando el pulso de la lujuria
amándonos a pedacitos entre los rezos.
Tengo un violín
cargado de paisajes de Asturias
amaso voluptuoso las dulzuras de tus carnes
mientras tiendes tus cabellos como alfombra
he abierto las auroras de tus ansias
he perfumado la dureza de tus senos
llenando de luces tu mirada venidera
con la intención de ser el único que te nombra.
Escribe el poeta
piensa agitadamente el hombre
que su mujer es una concreta sombra.

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